Archive for the ‘ Días de Hoy ’ Category

Tiempos Extraños

7:45 am. Suena el despertador. Intenta, por todos los medios, levantarse cinco minutos más tarde, pero su propia conciencia (más bien, el miedo) le obliga a levantarse para no llegar tarde al trabajo.

Lo de siempre: higiene rápida, café y tostadas, leer el diario que él mismo escribe y correr al autobús, no vaya a ser que lo pierda y reaparezca ese miedo que le levantó por la mañana.

8:53 am. Llega al trabajo, siete minutos antes… tiempo suficiente para preparar las noticias en el ordenador… básicamente, las de la única fuente contratada por el medio (que hay crisis, y hay que ahorrar) y la Wikipedia… no vaya a ser que no entienda alguna cosa… Si el jefe le ve preparado todas las mañanas, piensa él, le tendrá estima y le renovará el contrato, y no volverá a tener miedo al levantarse.

Ocho horas después, sobre las cinco de la tarde, el jefe tiene compasión de él y le deja diez minutos para descansar y echar algo al estómago, que todavía lo tiene vacío… Menú estándar: bebida, patatas y hamburguesa. Siete euros, casi el 2,5% de lo que cobra, pero eso ahora él no lo piensa, el sólo tiene hambre.

Casi sin terminarse las patatas, vuelve a la redacción… El jefe, en tono comprensivo, le comenta que su artículo no se ajusta a la línea del periódico y que hay que revisarlo, además de terminar las otras cinco noticias que le quedan para acabar. Si hay suerte, saldrá a las nueve de la tarde…

21:45 pm. Acaba de salir del trabajo. Está cansado. Declina la oferta de sus amigos, los de toda la vida, para tomar algo. Prefiere cenar, estar un poco con su pareja y acostarse pronto, que mañana tiene que volver a madrugar.

22:30 pm. Cruza la puerta de su casa y le recibe su pareja llorando desconsolada… «¿Qué pasa?», le pregunta él. «Me han despedido del trabajo… Dicen que no doy con el perfil que ellos buscan, que quieren a alguien más activo… ¡¿Pero quién puede ser más activo que yo, trabajando más de diez horas de lunes a lunes?!, le responde entre sollozos.

Desconcertado, él le replica… «Tú, por lo menos, ya no tendrás miedo»…