El Robo Institucionalizado

Un día cualquiera decidí apuntarme a un seminario, con el fin de completar los créditos de libre elección que todavía me quedaban en el tintero lectivo de la carrera. Mucha oferta donde elegir… aunque me decantaría por algo sencillo, donde no hubiera que currar mucho, que ya iba cargadito ese cuatrimestre.

«Seminario de Retransmisiones Deportivas», 1 crédito… 30 euros… Parecía que se ajustaba bastante a lo que buscaba, pese a lo del dinero, que nunca sienta bien… pero no era demasiado… «Realicen el ingreso en el siguiente número de cuenta xxxx-xx-xxxx-xxxxxxxxx», rezaba la web donde te explicaba donde inscribirte… Habría que acercarse al banco.

Nunca me han gustado los bancos, siempre acaban dándote sorpresas desagradables. Mi padre siempre me ha dicho desde pequeño que «son la Institución del robo», y la verdad es que poco se equivoca. Te cobran por todo… aunque no me esperaba lo que me iba a suceder ese mismo día…

Atravesé la primera puerta blindada… «Por favor, deposite los objetos metálicos en los armarios de la entrada». Odio esa voz, y me empiezo a cabrear… «Por favor, deposite los objetos…», nuevamente. Me cabreo, y grito desde el otro lado para que me abran… Finalmente, ven que no tengo cara de atracador de bancos y deciden dejarme pasar, por supuesto a regañadientes.

Me dirijo a la ventanilla.

– «Hola, muy buenas, quisiera hacer una transferencia de mi cuenta a este número de cuenta para el pago de un seminario», digo.
– «Si claro, déjeme su tarjeta y el número de la cuenta de destino», me responde amablemente el banquero.
– «Tome… el número es xxxx-xx-xxxx-xxxxxxxxx. Como concepto ponga ‘pago del seminario’ y mi nombre seguido».

Después de dos minutos de teclas el banquero me dice: «Esta operación tiene un cargo de 1’50 euros, ¿se lo cargo a la cuenta?». Yo, indignado, le respondo: «¿Cómo que un 1’50 euros? ¡Pero si ingresándolo directamente no me cobran!»…

El banquero me pone cara de indiferencia…

Yo, cabreado, le insto a que cancele la operación. «¿Pero no tenía que pagar el seminario?», me comenta Mr. Banks. «Si, claro que lo voy a pagar… pero voy a hacer el ingreso en efectivo… Como comprendera, no voy a regalarles el dinero porque a ustedes les de la gana»…

No debemos permitir esto… Además de dar cantidades ingentes de dinero de las arcas públicas, de nuestros impuestos, para que se «recupere la banca» (un eufemismo que realmente quiere decir «mantener el beneficio y bien hinchados nuestros bolsillos»), no podemos ser tan tontos de permitir que nos roben a los particulares sin defendernos. De estas hacen muchas y la gente las dejan pasar… La suma de nuestra indiferencia implica que los bancos ingresen mucho dinero sin un esfuerzo, es decir, nos roben mucho dinero…

Hoy, más que nunca, los bancos son «Instituciones del Robo»…

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